Augusta Foss de Heindel

sábado, 30 de octubre de 2010

EL JARDÍN DEL EDÉN - en you tube -


Según las enseñanzas de los rosacruces, la evolución y el desarrollo del hombre hasta el presente, está dividida en cinco períodos o épocas. Hemos descrito su desarrollo corporal durante la Época Polar y ahora haremos un estudio de él durante el próximo período, la Época Hiperbórea. El hombre de la época anterior era como el mineral, en la última época desarrolló un cuerpo vital y se asemejó a una planta. En el tercer periodo, o Época Lemúrica, desarrolló un cuerpo de deseos y se asemejó al animal. La tierra se estaba asentando y se había endurecido en algunos lugares y la atmósfera era densa y nebulosa. El hombre vivía entre la vegetación más densa que le protegían del intenso calor, mientras su cuerpo había crecido a un tamaño gigantesco, los brazos y las manos largas, quijadas prominentes, pero sin frente, pues el extremo superior de la cabeza llegaba donde hoy tenemos las cejas. El esqueleto estaba parcialmente formado, mas aún era de naturaleza cartilaginosa suave, el hombre aún no podía caminar derecho.

La sangre, que hasta ahora había sido fría, ahora contaba con la presencia de corpúsculos rojos que, a su tiempo, endurecieron la estructura corporal, posibilitando que el hombre caminase erguido.

Hemos alcanzado ahora el período de desarrollo del hombre registrado en el segundo capítulo del Génesis, donde el Señor le dio a Adán una compañera en la separación de los sexos. Hasta ese momento el hombre era hermafrodita, pero ahora hemos llegado al momento mencionado en la historia bíblica de Adán y Eva donde fueron botados del Jardín del Edén por sus pecados. El cambio de sexo no se logró como algunos pueden leer en el Libro del Génesis en una sola jornada, mas se produjo de a poco y en diferentes etapas. Mientras la tierra se cristalizaba, la evolución del hombre continuaba con este cambio y fue necesario que el Ego ingresase al cuerpo para controlarlo.

Para lograrlo fue necesaria la incorporación de un cerebro y una laringe, y para este propósito hizo falta que el hombre sacrificase la mitad de su fuerza creadora. Así se convirtió en una entidad individualizada, en una entidad pensante, un creador, pudiendo comenzar su trabajo con los minerales.

En esa época, el hombre estaba inconsciente del cambio de sexo y también estaba inconsciente de su entorno exterior, pues sus ojos aún no habían sido abiertos. Similar a los peces de aguas profundas o al topo, no tenía ninguna necesidad de estos órganos pues la atmósfera estaba demasiado densa y brumosa. Sin embargo, después de que la tierra fuese arrojada del sol central, la luz que provenía del interior comenzó a emitirse desde afuera, así es que, como la naturaleza provee siempre en cada necesidad, los ojos del hombre comenzaron lentamente a desarrollarse. Como el cerebro crecía por etapas, así también muchos órganos conectados con el cerebro se construían ante las demandas del hombre.

Mientras que los sexos se separaban y el hombre expresaba exteriormente solo uno de los sexos, la Glándula Pineal, que en la Época Polar, Hiperbórea y en los inicios de la Época Lemúrica, se extendía por encima de la cabeza, ahora se introducía dentro del cráneo.

Hay otro órgano minúsculo dentro del cerebro humano, el Cuerpo Pituitario, que tuvo mucha relación con su desarrollo, tanto mental como físico, que es tan importante como la Epífisis o Glándula Pineal.

El Cuerpo Pituitario o Hipófisis es muy importante para la vida del hombre y su desarrollo, aparece en el feto en la cuarta semana de gestación.

Podemos seguir el desarrollo del cuerpo humano a través de todos los grados de su formación desde el principio hasta el actual mecanismo de desarrollo de la vida fetal; primero lo vemos como una minúscula mota de materia gelatinosa, atraída hacia otra mota de vibración opuesta. Éstas son positivas y negativas. Seguimos al embrión en su desarrollo hasta que asume la forma de un saco que es la primera que toma como se ha descrito en el capítulo anterior: la forma globular, gelatinosa de la Época Polar. Este minúsculo saco embrionario tiene dentro de sí todas las potencialidades del actual cuerpo perfeccionado, con sus dos polaridades: la positiva y la negativa, masculina y femenina, la Glándula Pineal y el Cuerpo Pituitario. Seguimos este embrión humano a través de sus transformaciones y su desarrollo el cual, en el caso del hombre prehistórico atraviesa el estado mineral, el vegetal, el del reptil con su cola prominente que desaparece a la novena semana. Seguimos por este estadio animal con sus facciones similares a la de un perro, con una sola mancha que se convertirá más adelante en los ojos, oídos, etc. En cierto estadio de su desarrollo, la Glándula Pineal se prolonga fuera del saco, entonces la pequeña forma atraviesa la etapa hermafrodita como en la Época Hiperbórea donde no se exteriorizaba ninguna diferenciación de sexos. De esta forma podemos seguir la evolución del cuerpo humano por los cambios en el crecimiento prenatal del niño en el vientre materno.

Augusta Foss de Heindel
ASTROLOGÍA Y GLÁNDULAS ENDOCRINAS
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